Desde un antiguo presente
2020 / Photography
La tierra da, desde un antiguo presente,
la posibilidad de ser desde sí mismo.
El espinillo lo atestigua
y se florea como regalo de primavera.
La tierra da desde sí misma. En ella, cuando es Erial, cuando no es alterada por el pensamiento calculador humano, todo es según lo dado, todo es como es. Este misterio de lo que es por sí mismo nos sacude. Hoy por hoy todo lo que nos rodea está de alguna manera manipulado, alterado o planificado. Todo lo que es por sí mismo sigue siéndolo pero a la necesidad y capricho humano. Aceptar lo que es por sí mismo implica aceptar que nosotros los humanos somos también desde nosotros mismos. Somos parte de este misterio. Somos tierra, somos Erial, en el sentido de que somos lo que somos desde nosotros mismos. Con esto decimos que no somos según una ingeniería del pensar y como consecuencia una cosa creada por una máquina. Parece una obviedad, pero el estar rodeados en todo momento por estas fabricaciones y vivir de acuerdo a sus formas y funcionamientos, nos aleja de la realidad más cercana, de nosotros mismos y vemos todo aquello que es desde sí mismo como simples objetos, como una fabricación más. Tomar conciencia de esto es de alguna forma aceptar con humildad que en lo más profundo somos un misterio insondable a diferencia de toda maquinación que en su lógica, diseño y estructura todo se conoce. Este misterio nos genera incertidumbre, y cuanto más nos acercamos al misterio más se siente como estar frente a un gran abismo, y esta incertidumbre nos abre dos posibilidades: el horror o la entrega. Es en la entrega que nos abrimos a la veneración al Ser que siendo hace que todo lo que es sea. La tierra nos regala la posibilidad de vislumbrar su vida en nosotros, es decir, experienciar lo que somos: humanos, humus, tierra, pero tierra consciente de sí misma. Y la tierra da desde sí misma según las particularidades del espacio y del tiempo. Cada rincón de la tierra tiene sus peculiaridades y manifiesta su especificidad e infinita variedad. Desde tiempos remotos el Espnillo es desde sí mismo y se manifiesta como regalo de esta tierra. En aquellos tiempos hubo un presente, una presencia del ser que en su originalidad hizo que el Espinillo sea Espinillo, y que es la misma que hoy sigue haciendo que sea. Es un antiguo presente. En el Espinillo observamos al ser en el tiempo, al pasado lejano y al futuro impensado reunidos en la presencia de lo que es desde sí mismo ahora, en el Espinillo, en la manifestación específica de este espacio/tierra en nuestro tiempo/presencia. Y nos muestra a la vez, como reflejo, nuestra misma cualidad presencial y temporal, siendo atemporales y siempre presentes.
Fotografías tomadas en la Residencia Obra Abierta, San José, Uruguay.